"Escribe cualquier cosa. Que sea verdad o mentira no tiene importancia. Habla, pero habla con ternura, pues es toda la ayuda que puedes prestar. Construye una barricada de palabras, tanto da lo que signifiquen".
-John Berger-
miércoles, 19 de marzo de 2014
Catedral de La Plata
La inmensidad de la arquitectura abre un abismo
en mi interior. Me obliga a detener el cuerpo. Me siento. Me emociono. Respiro
y vuelvo a caminar por el ombligo de esta catedral. Y la altura del silencio
con sus líneas inaprehensibles no sólo va deformando mis pasos, sino que ofuscan
todo intento de hacer volar alguna palabra. ¿La descripción? Ese vano esfuerzo.
Cuando la impresión y el asombro aterrizan como un trueno, las palabras
arrancan asustadas. Sólo bocas abiertas. Sólo miradas pérdidas en cada curva,
luz y rincón. Colores en paz. No hace falta acá ni el verbo de Cristo ni sus
ministros. Todo esto es ya divino: ¡en sí! No hace falta Dios cuando el alma se
confunde con el arte. Ni siquiera de pastillas ni de analistas ni de
psiquiatras: ¡sólo es! Todo es sencillo y simple. Pero tan profundo... La
imposibilidad de expresar este momento indica ya el primer bofetazo del
infinito. Y de haber expresión, no sería desde mis pobres palabras, sino de
estas tímidas lágrimas que se van asomando. Bella catedral, salvífico arte.
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