Antes de salir de casa remarca obsesivamente
sus labios de un rojo intenso. Llegando a su trabajo saca de su bolsillo la
brocha con que pintará de amarillo todos los zapatos que se atrevan a cruzar la
frontera de su territorio. Sabe muy bien que en esos momentos su tránsito le
recuerda al mundo la cercanía de la muerte. Sin embargo, desconoce que sus
labios provocan lo que sus pasos van evitando.
Buena! Yo me imaginé esas mujeres no de labios rojos, sino de chaquetas rojas que vigilan que no traspases la línea amarilla en el andén del metro de santiago :-)
ResponderEliminarun abrazo
Ahhh...pero a ellas me refería :p
EliminarUn abrazo!