!! Representa tu magistral verguenza en mi cuerpo
ser indomable arrojado al mundo escondido;
no bebes en tu día ninguna gota de lamento
por el devenir constante de un cielo mordido ¡¡
Caminar por las calles sin saber el destino al cual llegar y sin un tiempo limitado que interfiera en el ritmo de tus pasos, podría ser una de las acciones más reconfortante y vitales para un presente al cual te es adverso sin darte cuenta que lo es. Vagar por esas callecitas un poco concurridas o caminos urbanos semi-desérticos con la cabeza en los cielos -una hecatombe a platón- u observando la gente que pasa al lado tuyo con una postura tan indiferente como tú muchas veces le has sido a ellos; o bien carecer de toda significación social que le puedes atribuir a los parajes y personas que te invaden la vista.
Existe un estado anímicos bajo el cual uno camina sin interesarse por el destino ni por el tiempo; un estado que podría contribuir a la emancipación de tu vida y que paradojicamente te hunde horriblemente para inyecetarte golpes vitamínicos y así ser un poco más conciente del todo - o de lo que te rodea-. Este vagar anímico es es la caminata de la angustia. . antes de hablar de esta, hay que tener presente que cuando se camina por alguna ciudad, suele hacerse de múltiples maneras: una es en solitario, preocupado de alguna que otra responsabilidad social o bien intentando de responder algun problema inútil; otra es acompañado con amigos o con seres no tan confiables, conversando temas interesantes o banalidades que solo las entiendes tú y tu acompañante, o bien ir construyendo un armamento de críticas con tu amigo con todo lo que los rodea y con lo que les espera. En fin, el caminar pienso que se puede ejecutar de múltiples formas, pero a mi no me interesan mucho aquellas. Así como también aquellas caminatas en donde vas acompañado con amistades, y se piensa y se conversa y se construye ideas o críticas hacia todo un mundo inconcebible; no obstante, aquellas amistades pueden contribuir inocentemente a la reproducción de tus mismas ideas y pensamientos hacia ciertos hechos: he ahí el valor de la soledad.
La caminata de la angustia es desesperante, odiosa, asfixiante y tóxica. Es quizá el estado de las andanzas más rudo y humillante que uno puede vivir en un presente dado. Su comienzo material parte desde el brutal rechazo a los destinos que frecuente u ocasionalmente uno debe o elige llegar; aquellos lugares que por un lado, crees que son obligatoriamente ir - moral y social-, o bien a lugares que unos cree que le van a ser de buen agrado, ya sean recreacionales o intelectules. Estos pueden ser: tu casa, la universidad, la sede del partido o el espacio de las asambleas, el cine, el café literario, el museo, la tocata, el bar, la biblioteca, una junta con tus amgios, conferencia de algún filósofo, publicación de algún libro , un cumpleaños, treekin al cerro; etc. Luego de sentir el rechazo a quellos destinos, viene el desconocimiento total del lugar al cual se debería llegar o el destino que te exige ciertas direcciones por las cuales transitar; el nacimiento del ¿a dónde voy?: una pregunta que te niegas a responderla, ya que sabes por experiencia todo ese proceso reflexivo que busca la respuesta correcta, resultando desesperante e inútil; por lo cual lo más sano es no responderla y eliminarla.
Acompañado de este desconocimiento físico al que se debería llegar, está la inexistencia del tiempo en su significado de normalidad, es decir, la violencia con que este ser coordina tu vida social en sí; no obstante, se conoce el tiempo en esta caminata como un ser absoluto que te permite el ocio y la libertad de hacer nada: principio esencial para la caminata de la angustia. Luego de no saber a dónde ir y rechazar aquellos lugares que son parte de tu vestimenta cotidiana y conceptualizar el tiempo solamente como un poder histórico que te ha ofrecido de su pequeña libertad - ilusoriamente pequeña-; ha de agregarse el estado de la angustia. Es la misma angustia de la que nos habla Sartre y que posteriormente se podría tildar como "medicina". La angustia es la causa de todos los rechazos a los lugares que antes mencioné; pues es la consecuencia del momento en que nos damos cuenta que las acciones que estamos ejerciendo durante un período de tiempo no concuerdan con nuestro sentimiento de pensar y ser y sentir y así se abren la posibilidad de ejercer otras acciones en otro lugar y momento. O quizá desconocemos esos otros momentos que nos den la posibilidad de ejercer acciones, quedándonos solo en aquel sentimiento ajeno a un presente determinado y simplificarlo o reducirlo a un significado total del mundo y de la vida.
Es que la angustia derriba todos los sentidos sociales que se han ido incoporando en tu vida como naturales, o en palabras de Bourdieu, aquellas "arbitrariedades culturales que ocultan la producción de su verdad objetiva". El momento en que detectamos la producción de esas verdades que se han ido legitimando y reproduciendo a lo largo de nuestra historia social, y luego sentir el sin sentido de aquellos sentidos o requisitos existenciales posicionados como verdades naturales; comienza la desesperación y la angustia. ( Dicen los utópicos que hay que ser proactivo y construir una sociedad y mundo mejor -desde al anarquismo al fascismo-; pero a veces pienso que se suele caer en una religión más, idealizando sociedades falsas para mantenerse vivos en una sociedad más falsa aún. Sí ha de considerarse la práctica sin tanto maquillaje discursivo.).
Luego de detectar todo aquello y comenzar a sentir ese escalofrío grotesco, se abre la posibilidad de caer en la caminata que surge con los rechazos a los lugares comunes y a las preguntas de un ¿a dónde voy?, ¿qué hago mientras tanto?, ¿por qué comienzo a sentir esto que ya me había pasado pero que luego según yo lo había superado? Se abre la posibilidad de caminar sin una lógica transeúnte, ir por la ciudad mintiendo cada paso ejecutado, observando cada paraje o kiosco sin ningún significado de atribución, observar a cada chica que cumpla con tu estética femenina y sentir un efímero sentido social; sintiendo ser alguien especial o elegido que fue arrojado al mundo sin tener esencia ni existencia que logre coodificarte como un ser humano: una mentira que vas contruyendo en ti para valorarte al menos un poco. A veces odiar y vomitar cada rostro que se te cruza, de aniquilar de una vez por toda la humanidad y ponerle fin a la mentira del humanismo y del hombre en sí y así llegue la naturaleza a su verdadero ser. Preguntándo qué significancia tiene la comunicación para llegar a un conocimiento realmente sincero entre nosotros; si existe o no ese sincero conocimiento o estamos vacío de sentidos y que toda las afecciones que se nos hacen presente como el Amor no son más que construcciones religiosas que hemos inventado para así asegurar estabilidad y rechazo a la soledad; odiar el amor y alejarse de la totalidad de los sentimientos que piensas que podrían esclavizar a tu ser y aún más al ser humano; ver a las parejas besándose o de caminar de la mano y las ves y luego dices ¡ qué par de adormecidos y esclavizados sois!; sin embargo necesitas de todo aquello y lo odiado para estar tranquilo y estable...¿ te mientes?
El vagar de aquella forma se va convirtiendo en una terapia inconcientemente sana, purificadora y emancipadora. La hiper-independencia a casi todo permite que la conciencia se vaya abriendo a dimensiones cada vez más ocultas y socialmente absurdas. La indiferencia es un devenir contradictorio que por momentos no va a ser bien recibido, pero individualmente puede ser uno de los momentos que más puede auxiliarte con el peso del Tiempo y de las Verdades y así encontrar tu propia felicidad.
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