El reconocimiento de la inexperiencia y sus efectos inconscientes, tales como la no proyección de la formación de una nueva vida, se convierte en un conocimiento consciente que habitó escondido y falseado, transformándose así en una segunda realidad aparente.
El concebir y recibir aquel reconocimiento como un acto de traición, no sólo daña a quien cree ser víctima, sino que también hiere en tanto injusticia a su supuesto culpable.
No es así.
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