Rocía la
esperanza. Pronto, invisiblemente en tu rincón, sigilosamente, te visitarán
balazos. Te arañarán la piel de inutilidad, de una torpeza inviable dentro de
un desencuentro terrible. Saca con cuidado el fuego de tu bolsillo y endurece
el pulgar y resiste a la quemadura de una nueva realidad. Pero tranquilo, la música de la
aristocracia arrabalera recogerá las cenizas de tus fracasos.
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