jueves, 12 de diciembre de 2013

¡ay, el conocimiento!

El conocimiento sin la experiencia es una voz artificial, vacía y engañosa. Todo intelectual o pensador de las ciencias humanas o profetas de la política que plantee las últimas verdades de la humanidad y del hombre y su relación con la sociedad, sin haber experimentado todas las realidades posibles que estuvieron a su alcance, o que en su cómoda posición e imagen le cortaron las alas a seguir volando por el universo entero de las experiencias de la vida: de vivir, conversar, embriagarse desenfrenadamente, perderse en la oscuridad y sentir el misterio de los personajes del mundo subterráneo, temblar ante la adrenalina escatológica arriesgándolo todo, bajo una acción o decisión sin reservas de racionalidad ni ahorros de sobrevivencias; sin haberse empapado alguna vez ante la fuerza magnífica de la experiencia, allá donde la razón aún ni siquiera aprende el alfabeto, hacen que  sus verdades consagradamente certificadas devengan en una lenta putrefacción.

Fotografía: Anke Nunheim


Tienen que asegurar su posición. El poder. ¡Oponiendo resistencias! Y así seguir con la fe de que sus almas están más cerca de la salvación. Su ilusión. Todo pensador que tenga el descaro de ser el portador de la llave universal sin estar en diálogo y dados de la mano con la bestia, la euforia, el azar del viento, su angustia y su pasión; o peor aún, ni siquiera como espectador lejano de quienes son los brillantes exponentes de ese conocimiento oculto, de esa sabiduría secreta de la experiencia o Filosofía de la Noche. No, ahí están, observémoslos silenciosamente desde las manos cansadas de su secretaria. Los vemos. Ahí están, encorvados en su oficina, sentados frente a su computadora, custodiados con el ejército de libros agonizantes que sólo balbucean la compilación de artículos indexados.  Nos hablan del sujeto dominado, histórico o creador de sí. Nos instruyen del ser comprendido, el ser explicado, el ser predicho y el ser expresado. Pero ni siquiera nos hablan a nosotros, porque hablan entre ellos mismos. 

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