domingo, 27 de junio de 2010

pluralidad y unidad.

Cuando hablamos del orden, ya sea para la organización de una sociedad o la estabilidad individual, siempre pensamos o nos ligamos a la idea de un estado relativamente quieto y regular. La noción de orden por la cual nos regimos y nos enseñan desde nuestra infancia, es el estado bajo el cual las regularidades de las prácticas o de las ideas se ejecutan dentro de la normalidad, sin ninguna inconveniencia tanto desde el interior de este funcionamiento como del exterior. Esta noción, la cual la podemos llamar logos o razón, es el patrón esquemático a priori que poseemos en nuestra estructura mental para coordinar nuestras acciones hacia un fin ordenado. Así como Parménides postulaba el orden de la realidad bajo los conceptos de un ser estático e inamovible, Aristóteles y Platón asociaban la felicidad – como un bien en sí mismo último al cual puede llegar todo ser humano- con la virtud de la templanza. Este último estado, el cual el hombre es capaz de controlar sus pasiones y poder moderarse en su comportamiento en consonancia con la razón, es la misma idea de estabilidad con la cual la mayoría del hombre ha vivido para el ordenamiento de la realidad y la unidad con el mundo. El orden social debe estar regido por la unidad del pensamiento de los hombres; el lugar en donde conviven y existe una pluralidad tanto de elementos como de pensamientos, se deben unificar bajo ciertos principios para alcanzar una realidad que sobreviva permanentemente, y más aún, imperecederamente. Esta unidad que permite el orden social no es una creación artificial ni espontánea, sino que arbitrariamente los hombres que componen una sociedad se van adaptando inconcientemente a un logos unificador. Uno de estos principios totales puede manifestarse bajo muchas formas: moral, normas, patria, nación, dios, ley, etc. El orden establecido por ciertos principios que no tienen por finalidad más que el orden permanente de la sociedad, tienen que defenderse y a la vez resistir a lo que podríamos llamar las contradicciones, ya sean internas o externas del orden establecidos. Estas oposiciones que se puede generar en la pluralidad del orden social pueden desembocar en transformaciones o cambios.

Es ante este devenir por el cual se puede ver amenazada una realidad unitaria, en donde una sociedad quizá fuertemente ordenada y establecida bajo principios inmanentes tanto para los habitantes del país o la ciudad,  sufra contradicciones entre fenómenos que inherentemente son opuestos. Por ejemplo, un orden establecido bajo el principio religioso en donde la libertad individual queda subyugada a la voluntad de quien gobierne, es vulnerable a una posible contradicción entre los gobernados. La alta probabilidad de que se generen estas contradicciones y que a la vez resulten transformaciones depende de la pluralidad que exista dentro de ese orden social. Es decir, en el mismo orden religioso, el cual se mantiene por la unificación desde la voluntad de quien gobierne, no hay una alta pluralidad en la sociedad, sino más bien un cuidado fuertemente de la unidad, es muy probable que ante este escenario de baja tolerancia a lo diverso e inflexibilidad de nuevos pensamientos, en este caso religioso,  se generen contradicciones en el funcionamiento de la sociedad. Lo mismo puede suceder, y que se da en la mayoría de las veces, en el orden político, en donde la figura del Estado, que bajo los gobiernos totalitarios que van en búsqueda de la utopía de un pensamiento único para la sociedad, resisten a las contradicciones y transformaciones que se generan producto de su inflexibilidad a la pluralidad de pensamientos.

La historia universal puede que sea un ejemplo empírico de estas constantes transformaciones con la que ha sido partícipe el mundo social; distintas formas de gobierno, diferentes ordenamientos sociales, luchas en pos del poder, guerras entre naciones y estados, etc. Mientras que por la dimensión física la naturaleza también está en constante flujo, la cual permite que el mundo en su materia este permanentemente transformándose, y que a su vez, repercuta en el orden social. La oposición de contrarios que contribuya a otros horizontes sociales y naturales, es la condición vital para que el hombre en su mayoría vaya experimentando sensaciones nuevas dignas de conocimiento. El problema actual ante el cual se está concibiendo el orden social, bajo los principios de unificación para resguardar a través del tiempo el pensamiento único, no le dan la suficiente libertad a ciertos sujetos para ejercer sus propias ideas. La estabilidad de la cual sosteníamos antes,  o la templanza del ser humano para alcanzar el bienestar y así la felicidad, o el orden social visto desde prácticas culturales permanente y totalizadoras; no le dan la participación necesaria a la permanente transformación. No es que sea lo uno o lo otro, sino que debe haber un equilibrio entre ambas líneas de pensamientos, condición la cual no se da entre los que sostienen el poder y el bien-común de la sociedad; la cual ha internalizado la relación entre estabilidad y felicidad; o amor y fidelidad; modelo familiar y relación sexual; etc.  

lunes, 14 de junio de 2010

Yira Yira

Cada día lo establecido nos está escondiendo la tragedia. El tiempo sometido a toda lógica y  eficacia. Nada debemos perder. Pues donde el fracaso será rotundo la desgracia será eterna. Todo es calculable. Pues donde el reconocimiento es universal la condena será inminente. Todo es nostálgico. Pues donde el humano se compromete  a fines sociales la hipocresía será maquillada. El azar y la aventura se nos está escapando. Carpe diem y Ethos están siendo sujetados por funciones insípidas. Se nos oxigena necesidades, días de enamorados, familias bien compuestas, perros de razas, títulos, magíster, solidarizar en las alcancías para niños con mal formaciones y para un país sin campamentos. Nuestros rostros van cosechando sonrisas más abiertas y miradas complacientes preocupadas de no generar algún desacuerdo. Nos estamos volviendo cada vez más unidos. Más uniformes. Más estables. Ya las contradicciones son fenómenos del pasado. Fueron las causas de los períodos más oscuros e inestables de la humanidad. En aquellos períodos, tanto el espacio y el tiempo que nos brindaba la despreocupación material como también la libertad que nos generaba la carencia de necesidades ficticias; al menos, nos permitía, no tanto en un grado existencial, sino más bien ideológico, formularnos algunas preguntas y dudas sobre el guión de la obra que nos querían imponer. Ya todos aquellos cuestionamientos , preguntas y dudas que apuntaban hacia nuestra existencia sino habitan en el cajón del olvido descansan en el baúl de los miedos. Ahora necesitamos y deseamos tranquilidad, equilibrio. El punto medio es nuestro único lenguaje. Pero, ¿ qué estamos perdiendo?. No queremos saber la respuesta porque su presencia fonética marchitará las rosas que han florecido de esta nueva primavera. Vuelvo, insisto, recalco, subrayo. Una primavera sintetizada de pactos, de lobbys, de subsidios y bonos, de blancura, y por sobre todo, de Televisión. Esta última, la mejor escuela, destacada por su excelencia académica, ha logrado convencernos que la Tierra no es redonda, sino cuadrada. Toda efectividad educativa fue trasladada a cada una de nuestras casas. Recorramos nuestro hogar y encontremos en los dormitorios o comedores a nuestras escuelas, a nuestras universidades. En aquellas cajas se hallarán  salas con maestros exigiéndote que presiones el ON,  instándote asistencia obligatoria, obediencia y civilización. Transmitiendo nuevos deseos, nuevos placeres y emociones. Debemos acongojarnos al unísono con las desgracias que nos presentan. Bernales, Un Techo para Chile, 1810, Teletón,etc;  llorar y aflojar nuestra sensibilidad  con los deformes para así demostrar cuánto humanos somos. Consumir para ayudar. Debemos musicalizar las alcancías para que los parias dejen de vivir en casas de cartón.  Os servís al pobre, no unáis. Pues debemos participar de este show para entendernos.  Solo debemos actuar bajo su lógica para que así, nos doctoremos de filántropos, efectivos e unidimensionales. Y así podemos sustentar la rentabilidad, lo calculable, lo establecido. ¿ Y los valores?. Son los mismos. Pues es inevitable, estamos graduados de aquello, internalizados se hallan dentro de nuestros parámetros existenciales  aquellas dimensiones sin las cuales no seremos ni identificables ni deseables ni cuantificable ni rentables. Big brotheriswatchingyou. Sin embargo, no todo está oculto. Las contradicciones, la crítica, el azar,  el viaje, la letanía de Baudelaire, las mujeres, las conchas cotizadas, la experiencia, la vulgaridad, Dionisio, la locura, Sancho y Don Quijote. No solo son enemigos de estas máquinas inteligentes, sino que son puertos por los cuales nuestros principios de placer y libertad deben desembocar. Quizá  aquello que se nos niega no se expresará fuertemente ante nuestros ojos, pues más bien buscará los vacíos que irá dejando esta ecuación global y mortal. Ocuparía aquellos espacios no para pregonar burdamente la liberación del ser humano. Sino para demostrar que realmente somos hojas secas de otoños habitadas en una primavera plástica que no nos corresponde ni naturalmente, ni humanamente. Pues estaremos exhausto de hacer el amor con las dudas y las preguntas sobre nuestra existencia. Porque es en aquel acto donde nos daremos cuenta que estamos más muertos que vivos.

abril 2009.

 

 

viernes, 11 de junio de 2010

Cuando la suerte que es grela

En momentos donde el cuerpo te vuelve a recordar
tu pendiente negativa, con dos cascadas espesas
y pegajosas que suben y bajan por tu cerebro.

Una que otra mil batalla leída por los dias de Abril
llena de bronce y sangre y dioses malditos.

Que los caminos para llegar al conocimiento son
tan irreales como el canto torcido de la verdad.

Un par de zapatillas sin dentadura que le sonrien
bajo inocencia a los adoquines parisinos del XIX.

Un Santiago refugiado por una fuerza artificial
originada después de una hecatombe natural.

Una pre-frontal medial que me convence y obliga
vomitar colores sobre el vacio de la realidad.

La mentira que me penetra en la nuca del sol
y la frente de estos dedos frios autómatas.

Y que no se olvide la comunicación de sus multiples
expresiones: de piel, de retinas, de manos.

Que por estos dias una imponente figura femenina,
patrona de nuestra estética moderna y helénica;
me mira, me abraza, me acompaña. No me besa.


Que la ley de la ley del amor o la moral o no se
qué violencia; me descompone la esperanza.

Y yo, no me siento nada de bien.