viernes, 11 de junio de 2010

Cuando la suerte que es grela

En momentos donde el cuerpo te vuelve a recordar
tu pendiente negativa, con dos cascadas espesas
y pegajosas que suben y bajan por tu cerebro.

Una que otra mil batalla leída por los dias de Abril
llena de bronce y sangre y dioses malditos.

Que los caminos para llegar al conocimiento son
tan irreales como el canto torcido de la verdad.

Un par de zapatillas sin dentadura que le sonrien
bajo inocencia a los adoquines parisinos del XIX.

Un Santiago refugiado por una fuerza artificial
originada después de una hecatombe natural.

Una pre-frontal medial que me convence y obliga
vomitar colores sobre el vacio de la realidad.

La mentira que me penetra en la nuca del sol
y la frente de estos dedos frios autómatas.

Y que no se olvide la comunicación de sus multiples
expresiones: de piel, de retinas, de manos.

Que por estos dias una imponente figura femenina,
patrona de nuestra estética moderna y helénica;
me mira, me abraza, me acompaña. No me besa.


Que la ley de la ley del amor o la moral o no se
qué violencia; me descompone la esperanza.

Y yo, no me siento nada de bien.

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