jueves, 31 de octubre de 2013

Misterio

Misterio

La certeza envuelta de tu misterio se escapa a los lejos, haciéndose casi invisible. La gran paradoja de este gran misterio es que tú, tú, eres la simple aparición de la realidad, de un viaje sintético de acontecimientos visibles. Eres, por decirlo así, la actualización de una posibilidad que ya no está bajo el azar, sino que es real, concreta, tangible y ubicable. Pronunciable. ¿Qué ocurre si tú, realidad, mujer de vórtices azules, escondes un misterio siendo a la vez, en sí misma, un misterio? Sólo me veo acá gritando silenciosamente que vuelvas y así desnudarte, desprendiendo cada imagen depositada luego de tu partida. Tu ausencia hace que el misterio se expanda como el universo, alcanzando una velocidad tal que no me deja más alternativa que los sueños. Te he visto en mis sueños. Sentados los dos en el rincón de un balcón, te pregunto. ¿Son mis coloreadas imágenes, mi solitario durazno y hambre siempre latente quienes te empujan a huir, a callar? Me besas e invalidas tu veredicto. Tus labios aniquilan la sentencia. Y ese pequeño momento de libertad alimenta el interminable camino de tu misterio. Porque tú como misterio y cualquier misterio real no puede recuperar fuerzas más que en mis sueños. Pero no cualquier sueño, sino un sueño de humedad, de manos, de labios, y fuego. Y tu ausencia, pareciera devenir en  un viento que sigue alimentando la imaginación de este abismante misterio. No hay realidad sin imaginación. No hay misterio sin sueños. No hay tú sin yo. 

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